Este vehículo era un tubo hermético de acero sobre ruedas. No tenía puertas, techo de lona plegable, rueda de recambio sobre el capó y debajo de la tapa del motor llevaba una hélice que subía y bajaba con una barra desmontable situada en la parte trasera del coche.
Esa barra se colacaba en la parte superior del silenciador del tubo de escape, que quedaba por encima del nivel del agua y tomaba su fuerza motríz del cigüeñal. La toma de aire del motor estaba situada por encima del nivel del agua, debajo del silenciadro del tubo de escape. Como lograba funcionar el motor pese al constante suministro de aire caliente, es otra historia.
Estos coches no sólo podían navegar, sino que también disponían de tracción a las cuatro ruedas. En terreno llano alcanzaba los 80 km/h, y en el agua solo llegaba a 6.
Después de la guerra, los oficiales británicos comprobaron que el schwimmwagen era realmente resistente al agua. Los ejercicios de entrenamiento consistían en arrojarse al agua desde el muelle con el auto, a más de 60 km/h, fluctuar en el agua y regresar al puerto.
A finales de 1.944 se habían fabricado 14.238 Schwimmawagen.
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