Ayer jueves, nos volvimos a reunir en nuestro coto de caza para entrenar los perros de perdices, en esta ocasión los cazadores de conejos no llevaron los perros por vacaciones de Emilito, que es el encargado de transportarlos.
Ante la falta de perros, algunos de dedicaron a re-plantar Higueras, tenemos un duende en la finca y cada vez que plantamos las higueras, estas desaparecen, espero que la de ayer fuese la última planta.
Como no salieron a cazar, Felipe se dedicó a realizar prácticas de tiro.
No cazar, no implica que no falte el puro mañanero.
Mientras unos entrenaban los perros de perdices, otros podaban las acacias, y Otto se dedicó a matar gallinas (menudo golfo) para variar apareció con un gallo muerto en la boca para cabreo máximo de todos los presentes.
A las 10 de la mañana algunos ya estaban agotados de tanto esfuerzo, tremenda siesta.
A la hora de comer, apareció Quino con su cabrio a comer y pasar el día con nosotros. Aquí lo pillé camino de la finca.
El amigo Sandro me llamó, ya casi recuperado de su lesión y con mucho mono de Escarabajo, aún con muletas también se pasó por la finca para charlar un buen rato.
Al final apareció hasta Pablo a comer, más que una comida de cazadores, el parking se convirtió en una zona Volkswagen, y eso que yo no llevé el Kubel en esta ocasión.
Ya que estábamos reunidos y con nuestros cabrios, decidimos realizar una salida Volkswagen para aprovechar una bonita tarde de verano.
Decidimos ir a San Juanito en la Punta del Hidalgo, pero eso ya es otra historia.
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