Hoy quedé con unos amigos (Alberto, Elio, Kiko y Zeben) para sacar el motor de la Doka para repararlo y ponérselo a la T-1.
La entrada me pareció a los de la serie del equipo de demolición de casas para luego reformarlas.
Alberto y Kiko, el brazo fuerte para esta operación.
Comenzamos a retirar algunas piezas útiles para restaurar y poner en otros proyectos.
Triste final de esta unidad, pero su estado ya era irrecuperable, imposible de restaurar.
El brazo fuerte del KAT (Kolectivo aircooler de Tenerife) en plena faena, como siempre el último tornillo se hizo de rogar y perdimos mucho tiempo en poder sacar el motor.
Al final, el motor salió de su hueco, tiene poca fuerza, funciona a tres cilindros, pero espero que con una reparación, aguante otros 22 años en la T-1.
El lunes irá directo al taller para realizar un diagnóstico y ver si toda esta operación mereció la pena.
La bella y la bestia.
Gracias a mis buenos amigos por pasar toda la tarde del viernes ayudándome a sacar el motor.
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