Ayer jueves volvimos de nuevo al Coto para continuar con los entrenamientos de caza, de momento sin escopeta y con pocas perspectivas de encontrar conejos, las diferentes enfermedades han acabado con ellos.
Desde las 7:00 horas acudí con mi Kubel y Otto, siempre los primeros en llagar a todos sitios.
Mis primos soltando los 7 perros podencos especiales para la caza del conejo y 3 Pointer para las perdices.
8:00 horas, empezamos a cazar, antes de esa hora está prohibido.
Mi primo Emilio viendo como se movía Otto, no paró de cazar en toda la mañana, aquí está junto a su perra la hija de Otto, pensando si está perra sale al padre, seré el hombre más feliz del mundo.
Hasta D. Emilio se quedó sin palabras de ver como Otto entraba en todos los cardones, pencas y piteras tras el rastro de conejos.
Aquí tenemos a Otto en acción, acababa de echar a volar 9 perdices ante los ojos de asombro de todo el personal.
A veces no entiendo para que llevan los 9 perros, podríamos ir todos nosotros sólo con Otto, el resultado sería el mismo, este perro es una máquina.
Y mientras Otto caza, el resto de perros se quedan mirando, parece que están intentando aprender la lección.
Un refresco para Otto, y a seguir cazando.
Después de meterse en un estanque de agua, acabó de color marrón, y justo ahí sacó el único conejo que vimos en todo el día, que se escapó, pero al menos lo vimos correr.
Celebrando que vimos un conejo, en el filo del risco, y que el que lo encontró fue Otto.
Después de una buena comida preparada por mi primo Popo, me fui de retirada, el próximo día les daremos otra clase de caza.
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