A media tarde salíamos de Sevilla con mucho optimismo y ganas de llegar a Granada.
Antes de salir revisamos el nivel de aceite, faltaba un litro, llenamos aceite y empezamos nuestra ruta, antes de llevar 40 kilómetros recorridos, se vuelve a encender la luz del aceite, paramos rápidamente en el arcén de la autovía, (Chiquito peligro) y le volvía a faltar más de un litro de aceite, la cosa no pintaba nada bien.
Comenzamos a parar cada 30 kilómetros, siempre que parábamos el motor, dejábamos un charco de aceite, que pobre del que lo pisara, las manchas de aceite llegaban hasta el cristal trasero, pero el motor nunca llegó a calentarse.
La verdad es que no recuerdo el tiempo que tardamos en hacer esos 260 kilómetros, se nos hicieron eternos, evidentemente la noche nos pilló en mitad de camino, llegué a la conclusión de que el retén del cigüeñal a pesar de ser nuevo, estaba roto y al calentarse el aceite, lo perdía por todos lados, hasta llegué a pensar en anular el viaje y quedarnos los 10 días en Sevilla, pero bajamos la velocidad y a 60 kilómetros por hora, parando cada 30 a revisar el nivel y poner siempre un litro, y vigilar por el retrovisor a todos los coches que se nos acercaban a gran velocidad, con miedo a que nos empotrasen, y parando el motor en todas las bajadas, a las 23:00 horas llegamos a Granada, a la estación de trenes y allí mismo pasamos la noche.
Así empezamos el domingo, poco se podía hacer con la furgoneta un domingo, así que después de caer rotos por el cansancio la noche anterior, nos dedicamos a visitar Granada.
Subir a la Alhambra, perderse por el Albahicín y Sacromonte, tapear por el paseo de los Tristes, el que no ha visto Granada, no ha visto naaaa.
Lo de las tapas en Granada merece un capítulo aparte, un simple ejemplo.
Una ciudad mágica para perderse y olvidarse de todo.
Como es lógico suponer, la comida, merienda y cena de ese día, consistió en cañas y tapas, otro día de sol increíble que nos hizo olvidarnos del estado en el que dejamos la t1.
Muchos sitios mágicos por descubrir.
Lo importante es que con muchos apuros, con un viaje inolvidable y con muchas dudas sobre el funcionamiento de la furgo, completamos la segunda etapa del viaje según lo previsto.
Ya por la tarde, y ante las dudas de poder seguir con nuestro viaje, decidimos pasar la noche en un camping de Granada para el lunes por la mañana buscar una solución al motor de la t1.
Y conseguimos el recuerdo de la segunda etapa.
Gastamos 6 litros de aceite en esa etapa.
Dale caña a esa veterana!!!
ResponderEliminarFernando (Beetleinjection)