Después paramos a comer en Las Aguas, un arroz caldoso espectacular, y lo mejor sin duda la compañía de buenos amigos.
Terminamos la jornada tomando el postre en El Monasterio.
Y una vez terminado el postre, salimos de regreso a casa.
Ya en la autopista, los Mercedes y Jaguar nos dejan atrás, mientras nosotros continuamos a nuestro ritmo.
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