Ayer sábado un grupo de amigos subimos al Teide para poder ver por la noche el espectáculo de la lluvia de estrellas, conocidas también como las lágrimas de San Lorenzo.
Esta vez me acompañó mi hijo Pablo con el Kubel, yo subí con la T-1.
En esta ocasión debutó este fantástico oval, después de más de 20 años en el olvido, ya está en buenas manos, su primera salida nada menos que al Teide, eso si que es un buen estreno.
Elegimos el día de más calor en Tenerife para subir al Teide, es la vez que peor subió la furgoneta, como se le atragantó la subida.
Quino y Jesús, dos grandes aficionados y muy buenos amigos.
Mi hijo Pablo y Verónica, a partir de ahora no se perderán una salida.
Unas vistas desde el puesto de conducción, que bonita es esa subida.
¡La abuela está caliente! se podía freir un huevo en las chapas del motor.
Todos esperando a que se le pasara el calentón a la abuela, que mejor ocasión para descansar a la sombra y tomar unas cervezas.
Alberto cogió la cabecera y reanudamos la subida.
El cambio de paisajes es espectacular.
Ese Oval en Izaña, una subida de 2.330 metros a 43º.
Continuamos rumbo al Parador.
Menos mal que a esta altura el aire era mucho más fresco y ya se podía disfrutar de la conducción descapotado.
Pablo y la aspirante.
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