Todo el camino nos acompañó el buen tiempo, nada mejor que viajar con el aire acondicionado de la t1 en funcionamiento.
La carretera del Verodal a la Orchilla me pareció mágica, una tremenda subida, estrecha, llena de curvas, sin ningún tipo de protección, sin tráfico.
Una parado en lo alto para contemplar el paisaje.
Y al fondo, nuestro siguiente objetivo, el faro de Orchilla.
Un bonito grupo.
Bajando al Faro, disfrutando del buen tiempo.
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