También nos acompañó mi hermana Elena, mi cuñado Pablo y las dos niñas.
Comenzamos nuestra ruta.
Parada en el balneario de Sabinosa.
Todos esperando mientras yo metía el pie en el agua milagrosa del pozo de la salud.
Seguimos la carretera de la costa en dirección de la playa del Verodal.
Todas las carreteras están en perfecto estado, y es una pasada circular por ellas admirando ese paisaje tan diferente.
Llegando a la playa se nos acaba el asfalto, unas pequeñas dudas antes de continuar, pero el valiente Mercedes no va a quedarse atrás.
Llegamos al Verodal, una increíble playa de arena roja.
Un bonito trío.
Después de comer, abandonamos la playa para continuar la excursión.
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