No se podían creer que un coche con más de 40 años de antigüedad pudiera llegar a la cima de la montaña y todos querían retratarse con el Kubel.
Para variar no vimos nada, ni conejos ni perdices, pasamos muchísimo calor, pero nunca falta el buen humor.
En lo más alto, de la montaña.
¡Que se quiten los modernos 4x4 donde esté un Kubel!
Otto hoy estuvo más pendiente de las perras que de los conejos, hoy no tuvo su día.
Bajando la pista para descansar después de la jornada de caza.
Un buen aperitivo, una bandeja de lapas negras.
Aquí estoy con Otto y dos de sus hijas, ya apuntan muy buenas maneras.
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