Encontramos unas olas muy grandes, pero rompiendo lejos de la orilla, costaba mucho salir, pero al final cogí un par de ellas.
El día estaba nublado y con amenaza de lluvia, y como era normal, comenzó a llover, fue un buen momento para ir a comer a un buen Guachinche.
Aparcamiento del Guachinche, a refugiarnos de la lluvia y llenar nuestros estómagos con un buen chuletón.
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